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EL GATO


Cuando el espíritu juega a ser materia 
entonces se convierte en gato. 

Darío Jaramillo Agudelo



Le gustaba revolotear por toda la casa, saltando entre las cajas, desplegando sus delgadas piernas morenas como si fueran (escaleras) en el aire. Le gustaba meterse por entre la sábana de lana y hundir el hocico en las vellosidades de la manta. Chupaba esas hebras hasta empapar la frazada de una baba aceituda que después se me pegaba a la piel.

Ahora que no está, que parece habérsela tragado el techo, acuden a mí, todas las imágenes intermitentes de su presencia. La veo en el umbral de la puerta con su cara tiznada y triangular reclamando con sus dos vidrios azules algo tan profundo, que yo no entiendo. La vea también sobándose en mis piernas pretenciosamente, como si estuviera marcándome, como su terreno.

Ahora pasa rauda de un extremo a otro de esta casa, asechada por mi calzado amenazante, tras sentirme ofendido por un animal que inocentemente disipaba su hambre.

¿Cuál es la génesis de la culpa... del miedo, del amor, del odio, de la guerra, de ellos, de nosotros, de todos... de ninguno, de nadie... de nada?


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